Pese a su escaso uso, la construcción del aeropuerto de Santa Elena significó un gasto de 285 millones de libras esterlinas, equivalente a 368 millones de dólares. De allí surgió el apodo del “más inútil del mundo”. En un informe del año 2016, se aseguraba que las condiciones climáticas no habían sido previstas. “El aeropuerto no sirve ni a su pueblo ni a los contribuyentes que pagan los impuestos”
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