El rey emérito se sirvió de una docena de empresarios y amigos para regularizar ante Hacienda el dinero que tenía oculto en Suiza, o que había disfrutado desde cuentas de terceros. Para ello, firmó tal y como confirmó este diario, un contrato privado entre particulares con cada uno de sus benefactores. Unos préstamos que Hacienda vigilará de cerca para confirmar que son abonados según las condiciones firmadas por el rey emérito.
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