En realidad nunca se fue. Permanece tocando fibras y emociones entre un populacho que necesita sentirse tan pecador y mínimo como creyente y cofrade. La transición apenas modificaba unos acuerdos con la Santa Sede con rango de disposición internacional y, los preceptos constitucionales, ignorados desde la aconfesionalidad del Estado hasta la necesaria intención para que la Iglesia se mantenga por sus propios recursos como recogen literalmente los citados acuerdos entre Estados. Nada de eso importa y mucho menos en semana santa [...]
|
etiquetas: nacionalcatolicismo , opinión