El Gobierno probó en dos centros penitenciarios, el de Huelva y el de Córdoba, un experimento pionero que consistía en estimular con corrientes eléctricas los hemisferios cerebrales de los presos peligrosos para reducir su agresividad, informa ABC. El Ejecutivo dio el visto bueno a la prueba en enero y este jueves fue suspendido de manera cautelar.
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