Muchas decisiones humanas han terminado en catástrofes: China eliminó 1.000 millones de gorriones para salvar sus cosechas, que luego fueron arrasadas por las langostas. En el corazón de los Estados Unidos, cientos de miles de personas tuvieron que emigrar intentando escapar del hambre causada por una catastrófica gestión ambiental que convirtió el Medio oeste americano en lo que llamaron “El Cuenco de Polvo”. La guerra contra la naturaleza acaba siempre repercutiendo perjudicialmente sobre la humanidad.
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