En ocasiones, al segundo planeta más cercano al Sol se le llama el “gemelo malvado” de la Tierra, ya que tiene casi el mismo tamaño pero posee una tóxica atmósfera de dióxido de carbono y su superficie alcanza nada menos que 470 ºC. Su alta presión y su temperatura serían capaces de derretir el plomo y de destruir cualquier nave que osara posarse en el planeta. Debido a su densa atmósfera, Venus es aún más caliente que Mercurio, que orbita más cerca del Sol. La sonda Venus Express de la ESA estudió en órbita el planeta vecino entre 2006 y 2014
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