Felipe VI el Humilde encabeza la expedición, con una de esas delgadeces que obligan a dar explicaciones y una Infantería herida. El Rey se ha decidido a inventarse un carisma, pero no acaba de solucionar su problema freudiano. Si Juan Carlos I no hubiera anunciado su exilio/fuga de España, podría encontrarse hoy tranquilamente en el extranjero sin que la ciudadanía se inquietara por su paradero.
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