Presión, jornadas maratonianas sin parar a pegar bocado, sueldos de miseria, horas extras impagadas y contratos que no se pueden enseñar. Son las condiciones bajo las que viven algunas de las limpiadoras de los pisos turísticos que proliferan en el centro de las grandes ciudades. La mayoría son mujeres migrantes, que necesitan el dinero y no tienen muchas más opciones, así que tragan con condiciones abusivas.
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