El ebook computa a efectos de impuestos como un bien electrónico y no como un bien cultural, por lo que se grava con el tramo más alto del IVA. Eso hace que sus precios tengan menos margen para ser rebajados. La situación podría haber cambiado, o al menos podría haber recibido cierto respaldo legal para ser modificada. Una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea podría haber generado una primera base para estimar que el IVA de los ebooks no tiene que ser el de los dispositivos electrónicos.
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