(...) La demonización de las manifestaciones por culpa del vandalismo de una minoría y, cómo no, la acusación a Podemos de proporcionar las cerillas y la gasolina para la algarada. Ya no se habla de la violencia de la policía, ahora los violentos son los manifestantes. Ya no se habla de las instituciones liberticidas sino del libertinaje de la calle. No se habla de la basura del país sino del contenedor en llamas.
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