El sonido de los envases y los envoltorios de los alimentos afecta a nuestros juicios valorativos sobre lo que vamos a comer. Por ejemplo, si algo cruje mucho, tendemos a pensar que es más fresco. En el ámbito de las patatas chips, según un reciente estudio, cuanto más ruido hace la bolsa o envoltorio, más crujientes le parecen a los que las comen. Por eso una marca hizo la bolsa más ruidosa jamás fabricada.
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