Hay privilegios que se ejercen de forma voluntaria, y otros que no. Por ejemplo, si estamos en una entrevista de trabajo y te eligen a ti porque yo podría quedarme embarazada, ejerces una opresión machista sobre mí, aunque tú no lo quieras. No te voy a culpar a ti, sino a la persona empleadora, pero sí te voy a pedir que reconozcas estas situaciones y luches contra ellas. Que reconozcas tus privilegios y trates de renunciar a ellos.
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