A ese tipo de mecanismo parece responder una política como el Pla Buits, donde arquitectos sin trabajo por culpa de la crisis –y clases medias o ex clases medias cualificadas– se vinculan a vecinos necesitados de espacios de vida comunitaria pero también de ocio y consumo baratos. Lo que podría ser una alianza interclase para reconquistar lo público, por lo pronto se comporta como una mutua instrumentalización.
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