Cada actividad tiene un beneficio y un coste asociado. El coche nos da una libertad de movimiento sin parangón, pero no sólo hay que comprarlo y llenarlo con combustible, sino que también puede causar accidentes, requiere de la construcción y mantenimiento de carreteras, etc. Se conoce como “externalidad negativa” a aquellos costos que, aunque no los paga el consumidor o el vendedor y no tienden a estar previamente presupuestados (el caso de las infraestructuras), los acabamos pagando después entre todos.
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