Tugendhat entiende que el ser humano tiene la necesidad de creer en algo, de encontrar esa serenidad de espíritu. Sin embargo, todo tiene un precio. O bien estamos dispuestos a pagarlo en razón, en fe o incluso con vulgar dinero. Hoy, que vivimos en la inmediatez y la oferta casi ilimitada, el acceso a la información y la posibilidad de elección nos permiten descubrir y escoger aquello que mejor se adecua a nuestros gustos, nuestro tiempo y nuestras ideas.
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