Como era de prever, las expectativas punitivas del gran público se han visto defraudadas en la sentencia del caso Nóos. Doblemente defraudadas, de hecho, después de que se dejara a Urdangarín en libertad sin fianza. Frente a la ira social manifestada sobre todo en las redes, se han elevado un puñado de voces, en su mayoría académicas defendiendo el fallo judicial.
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