Se piensa en Trump como un presidente desatado, lenguaraz hasta lo imprudente, cuando no desequilibrado. Casi todas las críticas aluden a sus características personales, y mientras reparamos en su figura, nos olvidamos de sus acciones. Porque puede que Trump esté loco, pero lo cierto es que hay método en su locura. El presidente ha impulsado un cambio profundo en el orden internacional, pero también en las políticas internas de sus aliados, siempre con la intención de cumplir su promesa electoral, 'America First', y no le está yendo nada mal.
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