Ahmad Fadhil tenía dieciocho años cuando murió su padre en 1984. Las fotografías sugieren que era relativamente bajito, regordete y llevaba unas grandes gafas. No era un estudiante especialmente malo –tuvo un notable de media en el instituto–, pero decidió dejar las clases. Había trabajo en las fábricas de confección y de piel en su ciudad natal de Zarqa (Jordania), pero él prefirió trabajar en una tienda de vídeos y ganó el dinero suficiente para poder pagarse algunos tatuajes. También bebía alcohol, consumía drogas y tenía sus más y sus...
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