En el país norteamericano los menores de edad pueden ser sentenciados a cadena perpetua sin posibilidad de revisión pese a los intentos del Supremo por limitar estos castigos. Fallyn es una joven estadounidense de veinte años que reside en Wyoming. Su vida nunca ha sido fácil. Su padre no se hizo cargo de ella, por lo que la criaron sus abuelos. Tiene cierto grado de autismo aunque es capaz de comunicarse, lo que le permite preguntarle por teléfono cada dos semanas a su madre, Lisa Harris (46 años), que cuándo volverá a casa. “Le contesto.
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