Los furtivos han convertido Birmania, hace poco un paraíso para los elefantes, en un lugar aterrador para los paquidermos y peor aún para las crías que pierden a sus madres. La prohibición de exportar maderas dejó en ‘el paro’ a 5.500 elefantes adiestrados, que tenían hasta derechos laborales. Esta es la historia de Mi Chaw -‘la niña bonita’-, una pequeña elefanta, y del poblado que hizo todo para intentar salvarla.
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