Según informaciones de la Comisaría Provincial de Salamanca, las mujeres detenidas se comunicaban con una residente en Lima (Perú) que aprovechaba la llegada de mujeres a congregaciones religiosas pidiendo ayuda. La red les pagaba el billete de avión y los gastos de los viajes con destino a España, donde se les ofrecía un trabajo legal y remunerado en limpieza. Sin embargo, una vez en la residencia, las mujeres eran explotadas laboralmente y obligadas a vivir en la propia residencia, “ejerciendo un control de su libertad de movimiento”.
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