Cuando los soldados alemanes entraron Bydgoszcz, buscaron culpables de las matanzas de alemanes que se habían producido. Se produjeron cientos de detenciones, y vistiendo de justicia lo que era una venganza, se organizaron procedimientos sumarísimos sin derecho a apelación que comenzaron a emitir sentencias de muerte. En una de esas ejecuciones, se puede apreciar cómo se enfrentan a la muerte seis condenados polacos antes de ser fusilados: angustia, desafío, estoicismo, resignación, miedo e incluso risa.
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