"Somos el último eslabón en la gestión cultural pública de la ciudad de Madrid. No trabajamos directamente para el ayuntamiento, sino para Madrid Destino, la empresa municipal que gestiona buques insignia de la cultura madrileña. Cada vez que se vuelve a licitar el servicio, a modo de ‘cromos intercambiables’ perdemos el valor como personas, y es la empresa la que decide cuánto valemos, o cuánto valen nuestros derechos. Somos las primeras personas en recibir al público. Amamos la cultura y tratamos como queremos ser tratados".
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