Guardia Civil y Policía Local diseñaron durante más de tres meses un operativo policial basado en una vigilancia discreta y a distancia con vehículos camuflados y drones policiales. Comprobaron como a la hora de competir, los participantes se posicionaban en paralelo en plena GC-1, ralentizaban la circulación normal de la misma y daban inicio a la competición utilizando la señal acordada, consistente en tres toques de claxon.
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