Así me siento. También perplejo ante mi incapacidad de entender lo que me rodea. La propia marcha de lo cotidiano se me escapa. No comprendo nada y, cada vez menos, a nadie. Habitamos varios mundos en paralelo. Cada día vivimos varias vidas que las consideramos como nuestras y ya no estoy seguro siquiera de que alguna de todas sea verdadera.
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