Los instructores norteamericanos y noruegos, estacionados en la base de Al-Tanf, enseñaron a los militantes a disparar armas norteamericanas, entrenaron a escuadrones de morteros y llevaron a cabo cursos de conducción en el campo de batalla. Sin embargo, la unidad nunca entró en acción contra el ISIS, y el comandante les vendía las armas norteamericanas mientras los instructores norteamericanos miraban para otro lado. Cuando en la unidad denunciaron que esto sucedía, EEUU aumentó su apoyo al comandante que vendía armas al ISIS.
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