El Tribunal Supremo ha declarado en una sentencia que una confidencia anónima contra alguien no es "suficiente para arrebatar a un ciudadano el inicial blindaje que le proporciona su derecho a la intimidad". La Sala Segunda absuelve a un condenado a cuatro años de prisión por un delito contra la salud pública, al que se colocó un GPS en el coche, tras la denuncia anónima de un confidente.
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