Muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque y malgastamos preciados recursos, despilfarramos dinero en lugar de invertirlo e implantamos políticas fundamentadas en una suerte de «buenismo» universal en el que nadie se cuestiona nada. Esto sucede, por ejemplo, con el vehículo eléctrico (EV). Los EV tienen menos emisiones que los vehículos tradicionales de gasolina o diésel. Sin embargo, vamos a demostrar aquí que subvencionar vehículos eléctricos es una manera muy ineficiente de ayudar al clima & es una redistribución de riqueza inversa
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