Lo más repugnante de la corrida no es tanto la muerte como la humillación previa. Comienza cuando lo meten en un cajón para llevarlo a la plaza. Sacudido por el traqueteo del camión durante varias horas, el toro cruza en plena oscuridad media España hasta que es depositado en los toriles. ¿En qué consiste una corrida?: no en verónicas de alhelí ni en magníficos pases de pecho, sino en la forma con que la belleza de este animal, al que se le exige casta y nobleza, acaba convirtiéndose en solo veinte minutos en un agónico amasijo de sangre.
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