La presión sobre el Banco Central Europeo para que comience a subir los tipos de interés es cada vez mayor y llega por diferentes frentes. Por un lado, el IPC sigue en máximos de la corta historia del bloque. Por otro, mirando algo más al futuro, los precios de producción industrial (tardan unos seis meses en trasladarse por completo al IPC) siguen marcando nuevos máximos. Por si esto fuera poco, ahora se le une la debilidad del euro, que amenaza con disparar los precios de importación (muchos de ellos denominados en dólares).
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