Los resultados del artículo de 1967 tuvieron, además del lógico reconocimiento científico, una insospechada repercusión en la prensa de la época. Así, esa molécula de RNA obtenida (inexistente como tal en la naturaleza) comenzó a denominarse popularmente “Monstruo de Spiegelman”, ante la sospecha de que un ser vivo artificial y potencialmente peligroso hubiera sido fabricado en un laboratorio de Illinois. A ese temor pudo contribuir involuntariamente el propio Spiegelman, ya que en sus artículos llamaba al RNA resultante “entidad replicante".
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