La clave reside en el olor que emiten las bacterias de las heces de sus congéneres, un aroma que les resulta irresistible. Tanto, que en su ausencia tienden a convertirse en bichos errantes y solitarios. Las feromonas son sustancias químicas captadas a través del olfato, y los insectos las usan para comunicarse y encontrar pareja. Las cucarachas se valen de las llamadas “feromonas de agregación” como señal para agruparse, pero los entomólogos ignoraban la composición de este compuesto.
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