Esto es algo que no he contado nunca públicamente, no por vergüenza, que tengo más bien poca, sino porque, simple y llanamente, fue una experiencia de mierda. Al terminar la carrera de Periodismo y mientras hacía mis últimas prácticas (no remuneradas, por supuesto) trabajé durante lo que fue un corto periodo de tiempo según mi madre y una eternidad según yo misma en una tienda de ropa. La tienda pertenecía a una gran multinacional en la que, por si os lo estáis preguntando, si doblas muchas camisetas y muy rápido no pasa absolutamente nada.
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