El lunes moría en Makiivka el adolescente ucraniano de 15 años Bogdan Firsov, quien saltó de la azotea de un edificio abandonado de 14 plantas en un paracaídas casero mientras el público, en el que se incluía su madre, le animaba y grababa. Ni llevar el casco ni colocar colchonetas en el suelo evitaron su destino. El adolescente cayó de espaldas los 42 metros que lo separaban del suelo.
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