Casi 40 años después del fin del régimen de los Jemeres Rojos, Camboya sigue siendo un país mayoritariamente rural. Eso se traduce en grandes retos en el ámbito educativo, infraestructural y económico. Además, la deslocalización de la producción textil y los costes laborales bajos han atraído a muchas empresas que pocas veces son garantes de unas condiciones laborales dignas. Aun así, hay alternativas innovadoras para el desarrollo sostenible, como el cooperativismo, que podrían ser la solución para un país de 15 millones de habitantes.
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