Los peces de toda la cuenca del Ebro, del Pirineo a los llanos del Sistema Ibérico y del Delta a Cantabria, comen y beben mercurio e ingieren vegetales e invertebrados que también lo han hecho. El metal pesado contamina los ecosistemas fluviales y entra en su cadena trófica tras una serie de procesos de volatilización y de sedimentación que suponen un preocupante indicio del deterioro ambiental del planeta.
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