Esa España convencida de la supremacía de sus excepciones a las normas generales sufre anomalías, “como si de un país bananero se tratara”. La interpretación de las leyes se topa, a veces, con una notable contaminación de prejuicios. El paquete se completa con políticos y medios afines, decididos a imponer sus opiniones como preceptos. En el asesinato del concejal Javier Ardines en Llanes se palpa la corrupción, el caciquismo, el feroz clientelismo, los miedos de los vecinos, incluso a hablar. Lacras presentes en multitud de lugares de España.
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