En su mochila llevaba una tienda de campaña, varias prendas de ropa, algunos efectos de higiene personal, las gafas de leer, un reloj, una foto de su madre y poco más. Era todo lo que poseía, pero su principal preocupación cuando, tras pasar la noche en los calabozos de la Guardia Civil de Ferrol, fue trasladado a los juzgados, era que le devolvieran la foto de su madre, las gafas de leer y una muda, y así lo pidió varias veces.
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