Se sabe con certeza que fue tomada en el piso 69 del edificio, hacia el final de su construcción. Además, y aquí está el pequeño “truco” que muchos no conocen, aunque aquel día tuvo que resultar peligroso, la captura de la mítica imagen no era tan arriesgada como se podía suponer, ya que unos metros más abajo tenían un piso completamente terminado. Los archivos del Rockefeller denominan al fotógrafo como “Desconocido”, y quien fuera tuvo que desafiar a la muerte para hacerla, al igual que los trabajadores que quedaron inmortalizados.
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