Ryzhik es un gato callejero que vivía en Siberia, donde las temperaturas en invierno suelen rondar los 40 grados bajo cero. Tuvo unas heridas en las patas lo que, unido al enorme frío de la zona, hizo que se le congelaran y se gangrenaran. Tuvieron que amputarle las cuatro extremidades y eso, para la mayoría de los animales, es sinónimo de que lo normal es que lo sacrificaran.
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