Tortosa sorprende. En parte porque es una ciudad que no tiene la difusión de una “ciudad capital”, y sin embargo, por la dimensión de sus edificios históricos es evidente que la historia aquí tuvo buenos episodios que contar (como ciudad de peso y estratégica sobre el río Ebro): hay fortalezas imponentes en el punto más estratégico de la ciudad, kilómetros de murallas, una catedral que protagoniza las vistas junto al río, y un casco histórico que lucha por darse a conocer con su esplendor recuperado en forma de restauraciones en proceso.
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