Las temperaturas bajan en parte de Europa. Este debería ser el mes en que el presidente ruso Vladimir Putin se sirviera un buen vodka y brindara por el éxito de su plan para poner a Europa de rodillas cortándole el suministro energético. Los europeos occidentales no iban a ser capaces de soportar la dureza de los cortes de energía. En pocas semanas se habrían visto obligados a capitular. Putin ha jugado la carta de la energía, ha fracasado y no puede volver a jugarla. Y ha destrozado la única industria importante de Rusia sin nada que mostrar.
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