En realidad nuestro cerebro es sorprendentemente robusto. En la mayoría de casos clínicos de este tipo se observan lesiones cerebrales considerables, como heridas de bala o extracciones de regiones enteras, que no significan la muerte, sino que el cerebro se las arregla para sobrevivir con lo que tiene. Se puede decir que aunque el cerebro no sea resistente físicamente, sí que es capaz de mantenerse funcionando casi pase lo que pase. En este artículo hablaremos del truco que usa nuestro cerebro para “ser un hueso duro de roer”
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