Gil Robles se veía reflejado a si mismo en el Duce, e instaba a que se le saludara al principio de sus mítines con la triple exclamación «¡Jefe!, ¡jefe!, ¡jefe!» En 1934 escogió ir a Covadonga para dar un mitin de la CEDA, con el eslogan «dar a España una verdadera unidad, un nuevo espíritu, una política totalitaria y proteger la religión, la familia y la propiedad». Los huelguistas asturianos sembraron las carreteras de tachuelas, pero el coche que trasladaba al jefe fue equipado con unas escobas atadas a la defensa del vehículo.
|
etiquetas: ceda , gil robles , covadonga , inicio de campaña , vox