Tomás Olivo tiene dos caras ante la Justicia, víctima y delincuente, y por eso su caso de corrupción es el más extraño. Por las mismas obras, las de un centro comercial en Granada, ha sido condenado a cárcel y ha tenido que ser indemnizado. En un juzgado le obligaron a paralizar las obras del centro comercial porque, como se demostró luego, eran ilegales, invadían terrenos protegidos, y en otro juzgado le han otorgado una indemnización de casi 166 millones de euros para compensarlo por los daños causados por la paralización de esas obras.
|
etiquetas: tomás olivo , corrupción , centro comercial , granada , nevada