Disponían de una embarcación con dos motores y dos dispositivos GPS para la localización, además de un cuchillo que fue intervenido. El modus operandi habitual de esta clase de delincuentes es acercar la sustancia estupefaciente a otras lanchas que proceden de España o que se hallan a la espera en el Estrecho, para su introducción en Europa. Esas embarcaciones suelen ser las famosas narcolanchas, pero también se emplean pesqueros, mercantes e incluso veleros que pasan inadvertidos en los controles policiales.
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