La plaga de la corrección política y los ataques a la libertad de expresión que estallaron en la década de los 80 y fueron vencidos en la década de los 90 han regresado para vengarse. En Estados Unidos, tanto las universidades como los principales medios de comunicación son patrullados por una policia de pensamiento bien intencionada pero despiadada, tan dogmática en sus puntos de vista como la Inquisición española. Estamos nuevamente sumidos en un caos ético donde la intolerancia se disfraza de tolerancia y la libertad individual es aplastada
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