"Tenía en las manos la prueba más clara de que antes de los atentados del 11-M se sabía de la intención de vender explosivos en Asturias", relata Robles en su primera entrevista a 'El Comercio' tras su jubilación, el pasado 30 de octubre, justificada por una lesión de rodilla producida por la agresión de un conductor en un control. La baja, explica Robles, fue un pretexto. También sabían que los sospechosos querían fabricar "bombas con móviles" y pretendían "dirigir la cosa" desde Marruecos.
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