Bueno, vale, quizá no nombró cónsul a su caballo, pero sí que hay muchos detalles muy locos sobre su vida sexual. Efectivamente, así es. Las fuentes son especialmente ricas en este sentido, nos hablan de bisexualidad, travestismo, adulterio, y un larguísimo etcétera. Pero nada que indique un trastorno mental y, desde luego, nada distinto a las prácticas de otros emperadores y otras figuras de la historia romana.
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