Algunas personas se exponen constantemente a situaciones arriesgadas por el deseo de sentir emociones fuertes. La sensación de peligro actúa como un potente estímulo que activa regiones cerebrales relacionadas con el sistema de recompensa y del placer. La liberación de la dopamina ante determinadas situaciones extremas explica que algunas personas sientan atracción por el riesgo y sean más temerarias que otras. original:
www.biorxiv.org/content/10.1101/261081v2